Los niños viven sus primeros años casi sin percatarse del paso del tiempo, sin embargo, perciben muy bien los cambios en el ambiente.
Podemos decirles, por ejemplo, que ha comenzado la primavera y podrán notar las flores inundando los jardines. O que ha llegado el invierno, y probablemente lo asocien con las festividades decembrinas. Del mismo modo, relacionan la entrada del verano con las vacaciones. En el caso del otoño, es posible que noten el descenso gradual de la temperatura y el marchitar de los árboles.
Aunque podemos explicarles con detalle cómo se producen estas transiciones, también es útil hablarles de algunas de sus características para que aprendan a identificar cada temporada con mayor facilidad.
Entendiendo el mundo a través de las sensaciones
La mejor forma en la que los niños aprenden es a través del juego, la exploración y la experimentación. No pueden retener conceptos tan fácilmente como los adultos, pero sí pueden recordar emociones, sentimientos y todo aquello que perciben a través de sus sentidos.
Podemos notar con nuestros sentidos varios cambios relacionados con la llegada de cada estación, como:
• Frío/calor: Los calurosos días de verano van quedándose atrás. Cambiamos las piscinas y la ropa de playa por tardes en casa, con un suéter o una chamarra ligera y una bebida caliente.
• Luz/oscuridad: Los días se hacen más cortos y el sol se oculta antes.
• Ruido/silencio: En verano solemos escuchar más sonidos de la naturaleza y notar más gente en las calles. Con la llegada del frío, los animales se refugian o migran, y las personas pasan más tiempo en casa.
• Colores: A cada estación solemos asociarle colores: el invierno con blanco o azul cielo; la primavera con verde, rosa y azul; el verano y otoño con colores cálidos como rojo, anaranjado y amarillo.
• Sabores: Cada temporada trae consigo sabores únicos: desde platillos frescos y ligeros hasta la tradicional rosca de reyes o el pan de muerto.
Actividades para el cambio de estaciones que podemos desarrollar en casa
• Agudizar el oído
Solo necesitamos alejarnos un poco del ruido de la ciudad y visitar un parque o jardín. En otoño, por ejemplo, podemos notar el crujir de las hojas secas al caminar. Si prestamos atención, también escucharemos a los animales escondidos entre los árboles.
• Crear arte con la naturaleza
Durante la primavera pueden recolectar hojas y flores de distintos tamaños, formas y colores para crear un collage. También pueden usarlas como sellos, aplicando pintura sobre ellas y presionándolas sobre hojas blancas.
• Cocina invernal
Cocinar recetas de temporada con los peques es una excelente forma de crear recuerdos dulces y cálidos: desde preparar un chocolate caliente hasta hornear galletas de jengibre.
• El juego del veo veo
Este clásico juego es perfecto para ejercitar las destrezas de los niños. Se adapta a cada estación: por ejemplo, con objetos del verano. El juego consiste en observar el entorno mientras un participante dice “veo veo... algo rojo”. Luego, debe dar pistas como “es suave y tiene un rico aroma”. El niño o niña que más adivinanzas resuelva, gana.
Cerrar el ciclo con magia y conexión
Comprender el ciclo de las estaciones y cómo repercuten en la naturaleza es esencial para un desarrollo cognitivo que conecte a los niños con su entorno. Estas experiencias los ayudan a valorar la belleza y diversidad del mundo que los rodea.
Enseñar a los pequeñitos sobre el cambio de estaciones no solo les brinda conocimientos: también cultiva su amor por la naturaleza y su curiosidad innata. A través de estas actividades, las familias pueden fortalecer vínculos y crear recuerdos que durarán para siempre.
Porque incluso en medio de los constantes cambios de nuestro planeta, siempre habrá maravillas por descubrir.
¿Por qué no aprovechar cada temporada para vivir momentos mágicos en familia?
Actividades en casa para disfrutar de las estaciones