Los miedos son muy comunes a lo largo del desarrollo infantil. Podemos definirlos como emociones caracterizadas por sensaciones intensas, desagradables, provocadas por la percepción de peligro, ya sea real o supuesto, que puede ocurrir en el presente, en un futuro o que ya haya pasado. Se derivan de una reacción natural del instinto de supervivencia y lo manifiestan todos los animales, incluyendo a las personas.
Suelen presentarse en periodos de edad determinados, siendo, en general, temores pasajeros y de poca intensidad, desapareciendo espontáneamente a medida que los niños crecen y maduran. Se les conoce como “miedos evolutivos”.
¿Cuáles son los miedos y temores más frecuentes en la infancia?
Miedo a la oscuridad
Es uno de los más frecuentes, puede aparecer entre los 2-3 años y desaparece conforme adquieren mayor independencia, de los 8 a los 10 años. Suele estar acompañado de otros miedos, como miedo a seres imaginarios, peligros ocultos, ladrones, ruidos misteriosos y a estar solos.
Pueden ayudar a vencer este miedo acompañando a su peque hasta que consiga dormirse, manteniendo una luz encendida en su habitación y creando una rutina antes de dormir, como leer un cuento o cantando una canción de cuna que los ayude a conciliar el sueño.
Miedo a la separación
Suele aparecer cuando el niño está alejado de las personas con las que está vinculado, como mamá o papá. Lo normal es que aparezca cuando comienzan a acudir a la escuela, disminuyendo conforme crecen y se familiarizan con el entorno escolar.
Para evitarlo es recomendable no sobreproteger a los pequeñitos, incentivando sus conductas autónomas y dándole espacio para convivir con otros familiares, realizando separaciones breves y prolongarlas poco a poco. Un ejemplo puede ser, visitando a sus abuelos e ir a hacer compras, o llevarlo a jugar con sus primos, dejándolos al cuidado de sus tíos.
Miedos escolares y ansiedad social
Incluye miedos a situaciones específicas como reprobar un examen, pasar al frente de la clase, temor a burlas de sus compañeros, relaciones conflictivas con otros niños o incluso con algún profesor. Este tipo de miedos, al contrario de los anteriores que disminuyen con el paso de los años, pueden acrecentarse conforme crecen los niños. Requieren de un apoyo emocional por parte de los padres y la colaboración de sus profesores. Cultivar amistades positivas con otros niños es la mejor manera de prepararlos para afrontar estos miedos.
Miedos médicos
Se trata de miedos relacionados a la salud, como dolores físicos, enfermedades, procedimientos médicos y al contexto hospitalario (medicaciones, hospitalizaciones, inyecciones, sangre, consultas y visitas al dentista).
Las experiencias positivas en las consultas médicas y el personal de la salud enfocado en atender casos pediátricos funcionan para amortiguar estas inquietudes. Una actitud serena de los padres y una relación efectiva con el personal sanitario son factores positivos.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo cuando siente miedo?
La mayor parte de los miedos experimentados durante la infancia desaparecen con el paso del tiempo, a medida que los niños maduran y crean estrategias para afrontar las situaciones temidas. Es tan importante ayudar a los pequeños a superar estos miedos como lo es evitar la sobreprotección, lo mejor es fomentar en ellos la valentía y el coraje para encontrar una solución por si mismos.
Hay que tener en cuenta que a veces se perpetúa el miedo debido a malas prácticas de crianza. Por ejemplo, cuando los padres adoptan una actitud comprensiva y tolerante que se transforma en una respuesta caprichosa por parte de los niños, descargándolo de obligaciones, deberes o responsabilidades, como dejarle sin recoger su ropa o juguetes, darle permiso de faltar al colegio, dejarlo dormir en la cama de sus padres, hacerle la tarea, etc.
Por otro lado, también es contraproducente utilizar el miedo como recurso para controlar el comportamiento infantil. Por ejemplo, cuando le dicen “si no terminas tu sopa vendrá el coco por la noche”, o “si no tomas tu medicamento te llevaremos al hospital para que te inyecten”, son formas de resolver una situación espontáneamente, pero generan problemas a largo plazo. Es mejor optar por elogios e incentivos, en lugar de amenazas que resultan contraproducentes.
Es importante enseñar a los niños a ser valientes, animándolos a enfrentar poco a poco sus miedos, resaltando sus comportamientos valerosos con ánimos y caricias. El ejemplo de los padres y adultos con quienes conviven es muy importante, ya que la imitación es una de las primeras formas de aprender conductas, por ello es importante mantener la compostura y disimular los propios miedos en presencia de los niños. De igual manera, se aconseja restar importancia a las manifestaciones de temor de los niños e intentar conservar la calma en las situaciones de estrés, de lo contrario podremos obtener un resultado opuesto y el niño se alterará más.
Ante situaciones novedosas podemos realizar cambios de manera gradual, como visitar el jardín de niños antes del primer día de clases o acompañar a algún familiar a alguna consulta médica. Hay que tener especial cuidado con los contenidos vistos en internet y televisión, ya que muchas veces suelen exagerar situaciones comunes o encontrar contenidos como películas de terror o donde muestran violencia explícita.
En casos donde estos consejos generales no surtan efecto y el miedo se intensifique, sea persistente o tenga alguna repercusión negativa en el desarrollo del niño y su entorno, lo más conveniente es buscar ayuda profesional para obtener un diagnóstico y un tratamiento adecuados.
Los miedos son una parte natural de nuestro desarrollo, es esencial abordarlos de manera efectiva durante la infancia para que los niños desarrollen valentía y confianza como parte de su carácter y forjen una personalidad resiliente.
El papel de los padres es esencial para proporcionar un apoyo emocional, fomentar la independencia y ser un ejemplo de valentía, lo que no significa no sentir miedo, sino más bien, enfrentar las situaciones aún con el miedo encima. Evitar la sobreprotección y no recurrir al miedo como una herramienta de control son puntos bastante importantes a considerar.
Una crianza consciente y el apoyo adecuado pueden ayudar a los niños a enfrentar sus miedos y temores para tener un crecimiento emocional saludable.
Consejos para vencer el miedo en la infancia