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Cómo enseñarles a los niños a aprovechar las diferencias para trabajar en equipo

11 de junio de 2025 por
Nancy Castillo
| Todavía no hay comentarios


Acompañamiento del libro: Vicente, suficiente. 

Todos tenemos algo que nos hace únicos: algunos corren más rápido, otros son creativos, observadores, curiosos o divertidos. Pero… ¿te has preguntado qué es lo que verdaderamente nos hace especiales?


La respuesta es más sencilla de lo que parece: ¡nuestras diferencias!

En ellas vive nuestra capacidad única de pensar, de sentir, de actuar, de aprender, de crear y de construir el mundo a nuestro modo.


Las diferencias no solo nos permiten destacar, también nos ayudan a conectar, complementarnos y trabajar en equipo. Ya sea al jugar, resolver un problema, compartir tareas o lograr una meta juntos, cuando reconocemos lo que cada uno puede aportar, todo se vuelve posible… y más divertido.


A veces, los niños pueden sentir que necesitan parecerse a los demás para ser aceptados o formar parte de un grupo. Pero debes explicarle que no se trata de ser iguales, sino de ser uno mismo y de descubrir que en un equipo cada chispa cuenta.


Porque cuando nos unimos, nuestras diferencias no nos separan: 

nos hacen más fuertes.



¿Por qué es importante hablar de esto desde pequeños?

Los niños aprenden a través de la experiencia y la observación. Cuando los ayudamos a ver que cada persona tiene talentos distintos —y que eso está bien—, sembramos en ellos valores como la empatía, el respeto y la cooperación. Les enseñamos que no todos tenemos que hacer lo mismo para lograr un objetivo, sino que cada quien puede contribuir desde lo que mejor sabe hacer.

Además, los niños que aprenden a valorar las diferencias:


  • Se sienten más seguros de sí mismos.
  • Son más respetuosos con los demás.
  • Se vuelven más creativos al resolver problemas.
  • Disfrutan más al trabajar en grupo.


¿Cómo practicarlo en casa?


Aquí te dejamos tres ideas simples y divertidas para que tu peque aprenda a reconocer y aprovechar las diferencias al trabajar en equipo:


  • Circuito familiar:

Dibuja o arma un circuito de retos físicos, sensoriales o lógicos. Cada estación debe estar pensada en función de las habilidades de cada miembro de la familia.

Ejemplo: mamá adivina sonidos, papá lanza aros, tu peque construye torres.

Puedes dejar que él o ella observe y decida qué reto corresponde mejor a cada uno. Así no solo valora las habilidades de todos, también aprende a organizarlas con intención.


  • Cada quien tiene una misión:

Transformen las tareas del hogar en un juego de equipo. 

Tu peque puede acomodar los cubiertos, mamá guarda los juguetes, papá seca los platos.

Asignen roles según lo que mejor hace cada quien, pero también anímalo a intentarlo con algo nuevo. Así descubrirá habilidades que ni él sabía que tenía.


  • Juegos recreativos con roles:

Preparen un juego (como una búsqueda del tesoro o un reto de construcción) y asignen roles distintos: quien guía, quien observa, quien pasa los materiales, quien celebra.

Después del juego, conversen:


¿Cómo se sintieron en su rol?

¿Qué fue fácil o difícil?

¿A quién le gustaría cambiar de rol la próxima vez?

Esto ayuda a los niños a entender que todos los papeles son importantes y que el trabajo en equipo es más justo y divertido cuando todos participan.


Enseñar a los niños a reconocer y valorar las diferencias no solo mejora la convivencia, también fortalece su seguridad interior, su capacidad para colaborar y su forma de relacionarse con el mundo.


Cuando los niños entienden que no todos deben ser iguales para encajar, comienzan a ver el valor real de los demás… y el propio. 


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